A veces me pican los dedos por escribir. Poca son las veces en las que quiero sentarme a escribir. Quiero hacerlo. Quiero escribir el día de hoy. Puede ser de todo o de nada. A veces tengo muchas historias en la cabeza y quiero escribir sobre estas. Quiero escribir sobre amor, sobre encontrar a otra persona. Algo tengo claro en mi vida y tengo que aceptarlo. Hace poco acepte que estaba totalmente perdida. Sigo perdida. Pero ya tengo algunas claridades. Una de ellas es que no valoro lo que tengo, que perdí mi conexión con algo más allá de esta realidad que vivo y, además, que siempre en i cabeza ha rondado la idea que algún día conoceré el amor, tendremos una linda historia para contar, lloraré, me iré y él me seguirá y después tendremos nuestro final feliz. Pero la vida no funciona así. Es una obviedad que todos sabemos, pero al parecer tenemos que recordarla todo el tiempo.
He querido que alguien me salvé de este
aburrimiento. Pero eso no va a suceder, si sucede, maravilloso, pero es más
alta la probabilidad que no. Aceptando eso, tengo que ver que voy ha hacer con
mi historia. Tengo que pensar como la quiero escribir y tomar decisiones consientes.
Tomé una que siempre quise, pero siempre tuve dudas. Ahora tengo una compañera peluda
de vida. Es la mejor perra del mundo. Puedo escribir y hablar de ella durante
todo el día. A veces no hace caso y le gusta oler mucho y caminar despacio. A veces
me quejo de eso, pero es igual a mí. Me gusta caminar despacio y perderme en
los detalles. Tengo que agradecerle por recordármelo. Le gusta el aire libre y
jugar con más perros. Le gustar estar activa a ratos y perecear en otros. Creo que
encontré a mi alma gemela. Amo a mí perra, sólo pensar que algo le pase automáticamente
quiero llorar. No quiero que nada, NUNCA, nada malo le pase y le he prometido
que siempre la cuidaré. Así que siempre quise un perro y tengo a la mejor perra
del mundo. Ahora tengo que ver que más quiero.
Espero alguna vez escribir con más claridades
en el futuro.