Como siempre me doy cuenta de las cosas un poco más tarde que el resto, a muy 5 de enero comprendo que ya el 2020 se fue. Para muchos fue un tiempo difícil, por las dificultades económicas y el encierro. Así que advierto, lo que a continuación voy a decir lo hago desde mis privilegios. Esto no quiere decir que me exima de decir cualquier burrada indolente a mi entorno, si no que quiero aclarar que se muy bien la situación que pasaron muchos y mi experiencia, soy consciente, es la excepción.
Ame el 2020, pensé que el mundo no podría parar y
paró. Algo inimaginable sucedió y fue que una ciudad tan grande paró y paró mal
por un tiempo. Las casas y apartamentos, quienes tuvieron esa tranquilidad que
es una fortuna en este país, se volvieron el habitad constante de muchos. Siempre
dije que quería disfrutar el apartamento que me cuesta tanto pagar y eso que es
arriendo. Siempre quise disfrutar cada rincón y lo hice. Disfrute tanto el
anterior como el actual. Disfrute los silencios, los vacíos, el desorden y el
arreglo. Disfrute la soledad y la compañía silenciosa con mi mejor amiga. Disfrute
las borracheras y las fiestas individuales. En algunos años, si tengo a quien
contarle, le contaré que la pase rico. El mundo, mi mundo, paró.
No fui de los que se reinventó. Hice ejercicio, pinte,
cocine, pero nada de otro mundo. Nada que no hiciera antes. Al parecer lo único
que hice, fue hacer las cosas que a veces por tiempo no hacía. Disfrute los
muebles que con el pasar de los años fui acumulando y disfrute poner en
practica algunas de las cosas que tanto veía en internet. Lo más lindo fue mi
perra, eso fue lo mejor que llego a mi vida. Un amor tan incondicional que se
merece un post diferente.
Se fue el 2020 con tantos recuerdos de la cotidianidad
que me cuesta recordarlos pero sé que están ahí, en cada pequeña actividad
realizada en mi hogar. Se va un año con pocas cosas memorables individualmente,
pero con algo que marcará la historia de generaciones. Mi 2020 lo recordar con
mucho cariño porque me dejó probar todas las rutinas que nunca había podido tener
y que ahora ya de pronto no quiero tener. Alguna que otra. Será extraño volver
a correr de un lado al otro con trabajo, si es que consigo. Aprendí a tocar
ukelele y publiqué videos, escribí otro poco y fui juiciosa con mi terapia. Compre
maquina de coser e hice grandes amigos y recuerdos.
Te extrañaré 2020 pero sé que te tengo que dejar ir. No
puedes ser mi cotidiano y mucho menos el cotidiano del mundo, muchos sufrirían.
Te recordaré en los días en que más tenga que correr y en los que menos procuraré
remembrar alguna que otra rutina. Esta es una carta de amor y despedida a un
año que me dejó crecer, a un año en el que el mundo paró y yo crecí en la
tranquilidad que siempre había buscado y nunca logré tener. Ahora me toca
volver a otros ritmos, pero tu semilla seguirá en mi 2020 y tal vez algún día
me aburra y decida parar e irme a un pequeño pueblo a escribir y volver a ti.
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